3 de abril de 2025

El gym de +500K€ que no verás en TikTok: la historia de Florencio Martin Calle, fundador de ANTFIT

Hoy tenemos con nosotros a un invitado muy especial: nuestro amigo, entrenador personal y emprendedor, Florencio Martín Calle. En este episodio, nos contará sobre su trayectoria, los retos que ha enfrentado y nos dará valiosos consejos en el mundo del fitness.

Hablaremos de temas como la importancia del entrenamiento de fuerza, cómo mantener la constancia en el deporte, y también sobre su experiencia al montar un centro de entrenamiento personal desde cero.

¡Todo esto y mucho más, desde ya!

C: Bienvenido, Flo. ¿Cómo estás?

F: Hola, gracias por invitarme. Es un honor ser el primero. Espero no gafaros porque la última vez que fui a la radio esa radio ya no existe. Vamos a esperar que no cito lo bien que puede estar un autónomo en enero, que es cuando estás pagando los impuestos del último trimestre del año.

CH: Sabemos a qué te refieres. Bueno, explícanos un poquito sobre ti y tu trayectoria. ¿Cómo has llegado hasta aquí?

F: Pues mira, soy de un pueblo muy pequeñito de Castilla León, de la provincia de Ávila, llamado el Barco de Ávila. Pasé toda la infancia allí y luego me fui unos años a Salamanca a estudiar, trabajar y también perdí mucho tiempo, la verdad. Se me piró un poco la pinza con 16, 17, 18 años y dejé de estudiar. Y la realidad es que hasta los 23 años no volví a estudiar, que es cuando empecé la universidad. Terminé de estudiar en junio de 2017 y en julio ya había firmado el contrato de alquiler del primer anfitrión.


Pues impresionante, la verdad. Floren, cómo has llegado hasta aquí con tu centro de entrenamiento. Además, nosotros como clientes podemos decir que es uno de los mejores de València ahora mismo. Tienes un equipo consolidado que trabaja contigo, tienes unas instalaciones con una inversión que te has dejado más de medio millón de euros. Estás prácticamente con reservas completas, a punto de cerrar lista. Desde fuera, si lo vemos, parece un claro caso de éxito total. ¿Cómo llegaste hasta aquí, viniendo de una familia humilde?

F: Bueno, lo primero, muchas gracias por el feedback que dais de anfit. La verdad es que a mí me cuesta ser objetivo o verlo así. ¿Realmente yo solamente veo las cosas que aún faltan por hacer, por arreglar y bueno, me cuesta parar y decir hostia. Espera, ¿se puede decir palabrotas?

Leches, leches… la que estoy liando.
Bueno, a ver, varias personas me han dicho alguna vez que soy un privilegiado, y la verdad es que eso me sienta bastante mal, porque nadie me ha regalado nada.

Mi familia me ha dado buenos valores, mucho cariño —aunque yo sea un rancio— y todo el apoyo moral y físico. De hecho, mi padre se involucró personalmente en ambas obras.

ANTFIT empezó desde cero. Estuve buscando locales de alquiler de unos 250 m², en barrios con una renta per cápita media-alta, pero que fueran lo más económicos posible. El primer local de ANTFIT reunía esas tres condiciones… aunque es verdad que estaba en una calle un poco escondida, por donde siempre pasaban las mismas cuatro o cinco personas. No había paso nuevo.

Como decía, la primera obra la hicimos entre mi padre y yo. Fue una reforma de calidad bastante baja, porque el banco solo me dio 40.000 € para empezar. Y gracias a que, durante el último año y medio de carrera, estuve compaginando los estudios con el trabajo en un gimnasio, y me habían hecho un contrato indefinido, conseguí que me dieran el préstamo. El del banco me preguntó: “Pero vas a seguir trabajando, ¿verdad?” Y yo: “Sí, claro.”
A los dos meses, dejé el trabajo.

Y nada, al principio, como estábamos en una calle súper escondida, tocó hacer de todo: repartir flyers, parar a la gente por la calle, buzoneo, pegar carteles… lo que hiciera falta.

Cuando por fin empieza a ir bien, llega el Covid. Pero bueno, todo lo que pasó en el Covid daría para otro podcast entero.

Después de recuperarme, decidí seguir ahorrando al máximo, vivir con lo mínimo, para poder dar la entrada del nuevo local. Otra vez, involucrado en la obra, trabajando de peón ocho o nueve horas, y luego dando tres o cuatro clases de entrenamiento en ANTFIT. Comprando los materiales, montándolo todo…

CH: Hemos sido testigos de esas largas jornadas.

F: Siete años después y €700000 de inversión después, aquí estamos.


En qué momento, estando ahí de monitor dando una clase de spinning, decides pasar de entrenador a montar tu propio centro de entrenamiento, porque es algo muy loco y arriesgado. ¿Qué se te pasa por la cabeza para atreverte a hacerlo?

F: La verdad es que siempre quise emprender. Se podría decir que Anfit se labró cuando era bien pequeñito, porque mi padre ha sido autónomo de la construcción, mi hermano montó un bar allí en el pueblo y siempre quise seguir sus pasos. Os vais a reír, pero lo que más me llamaba la atención de montar un negocio era el hecho de no estar trabajando físicamente y aún así estar ganando dinero.

CH: ¿Justo lo que estás haciendo ahora, verdad?

F: Es justo lo contrario XD, trabajas mucho y hay veces que no llegas a fin de mes.


En tu sector suelen darse dos casos comunes: por un lado, entrenadores personales que trabajan solos siendo autónomos, invirtiendo muchas horas pero con poca o nula inversión en el local; y por otro, centros con instalaciones más grandes, que muchas veces no cumplen con toda la normativa y trabajan principalmente con autónomos, en vez de tenerlos en nómina. ¿Cómo lograste diferenciarte de estos modelos, teniendo en cuenta que ellos juegan con una clara ventaja que es tener menos gasto? 

F: Mira, la respuesta súper corta es que hay que reducir significativamente el margen de beneficio. Pero vamos a desarrollarlo un poco.

Por un lado, está quién marca el precio en este sector. Y, sinceramente, muchas veces es alguien que apenas tiene formación, que no está dado de alta como autónomo, y que dirige sus sesiones en un parque o en un gimnasio que le permite hacerlo sin pagar nada. Es decir, quien marca el precio ni ha invertido tiempo ni dinero en formarse, ni paga cuota de autónomos, ni IVA, ni IRPF, ni luz, ni agua, ni seguros, ni tratamiento contra la legionela… nada.

Me hace mucha gracia cuando la gente me dice: “El precio lo pones tú, y luego le sumas el 21 % de IVA.”
Eso está muy bien en teoría, pero la realidad es otra. El precio lo pone el mercado. Y esta gente de la que hablo forma parte de ese mercado. Así que o te adaptas, o te adaptas.

Por otro lado, está la inversión que implica montar un local. En Valencia —y no sé si en el resto de España— no existe una licencia específica para centro de entrenamiento personal. ¿Entonces qué pasa? Pues que lo correcto sería pedir una licencia de gimnasio, que es la que tenemos en el nuevo ANTFIT. Pero esa licencia es súper exigente: tienes que insonorizar suelos, paredes y techos, lo que multiplica por tres o por cuatro la inversión que supondría otro tipo de licencia. Y, claro, muchos lo que hacen es no pedir esa licencia.

Y por último, está el tema de los empleados. Lo que suele pasar en muchos centros de entrenamiento es que dan al entrenador una lista de personas y él o ella tiene que gestionarse la agenda, planificar las sesiones, etc. ¿Qué ocurre? Pues que uno quiere entrenar a las 8:00, otro a las 12:00, otro a las 17:00, otro a las 21:00… y ese mismo profesional tiene que adaptarse a todos, con suerte de que no le cancelen a última hora. Y si cancelan, que no tenga que recuperar la sesión.

Encima, muchas veces están como falsos autónomos. Si mañana les dicen “no vuelvas”, no tienen indemnización. Se van de vacaciones en agosto y no lo cobran. Nada.

Entonces claro, si quieres hacer las cosas bien —tener una instalación con licencia adecuada, ser competitivo en precio y tratar a tus trabajadores como se merecen—, no queda otra que reducir de forma significativa tu margen de beneficio.


¿Cuál consideras que fue el momento más difícil por el que has pasado? ¿Ha habido algún momento en el hayas pensado bua, tiro la toalla no puedo más?

F: Pues mira, esto también daría para otro podcast entero. Pero te voy a enumerar solo tres momentos que, sinceramente, son los que más me han marcado.

El primero fue hace unos siete años. Estaba con mi pareja en el Carrefour y, de repente, me di cuenta de que no teníamos ni para comprar un kilo de arroz. Literal. Me puse a llorar allí mismo, en medio del centro comercial. Y ese fue solo el inicio de muchos días duros. Esto ya os lo he contado alguna vez.

Después, cuando recibí financiación para montar el nuevo local —no me quiero meter en movidas, vamos a dejarlo en que fue financiación pública—, me ofrecían 100.000 €, de los cuales solo tenía que devolver 80.000. Todo sonaba genial… hasta que, el día antes de ir al notario, me llama el gestor:

—“Oye, Floren, que quien te avala la operación, en lugar de cobrarte 2.000 €, como te dijeron por correo, te quiere cobrar 11.000 €. Tiene que haber sido un error. Llámales a ver qué pasa.”

Llamo por teléfono y me atiende una chica súper simpática, encantada, que justo ese día estaba súper feliz…

(Y bueno, el resto de la historia… ya os la imagináis).


Escucha, ¿Qué opinó tu círculo cuando les dijiste oye, voy a endeudarme hasta las cejas para comprar un local, reformarlo y hacer de ANTFIT algo mucho más potente y grande? ¿Te tomaron por loco o te apoyaron?

F: Como bien dices, en mi pueblo un piso hace dos o tres años costaba entre 40.000 y 50.000 euros. Cuando le dije a mi madre que el local me iba a costar 210.000 €, me miró con una cara… que mejor no os cuento lo que me va a costar la reforma.

CH: Claro, es que la reforma han sido como 15 pisos en tu pueblo.

F: Pero bueno, al final es una decisión personal. No le he pedido ayuda a nadie. Si caigo, caigo yo solo, y si va bien, genial para mí. Tampoco quería consultarlo demasiado con la gente, porque normalmente son cosas que no entienden. Y al final, lo que sueles recibir son refuerzos negativos, por llamarlo de alguna forma, y eso te desanima un poco.

CH: Sí, yo también creo que muchas veces es por miedo. Esas cifras dan vértigo. Lo he vivido con mis padres: ese miedo de “¿y más dinero, hijo? ¿Y qué va a pasar?”. Porque ellos vienen de una vida donde lo normal era estudiar, sacarte la carrerita, trabajar para una empresa y luego irte a casa.

¿Qué ha sido lo más loco que has hecho para sacar adelante tu negocio? Confiesa

F: Pues mira, te diría que lo más loco que he hecho lo llevo haciendo desde un año antes de empezar con ANTFIT. En ese momento tuve que tomar una decisión: empezar a ahorrar, gastar lo mínimo posible y, sobre todo, no endeudarme a nivel personal, para poder hacerlo a nivel profesional.

Me explico. Yo no tengo una sociedad, soy autónomo. ANTFIT existe porque es una marca registrada, pero no es una empresa, no es una S.L. Entonces, a día de hoy, Florencio Martín Calle —es decir, yo— tiene una deuda de 330.000 € más intereses. Y realmente, de esos 330.000 €, si existiese una empresa, 320.000 serían de ANTFIT… y los otros 10.000 son míos personales, del coche.

Eso implica renunciar a muchas cosas a nivel personal. Por ejemplo, me ilusiona tener una casa propia, pero estoy viviendo en un piso de alquiler que pago caro y no me gusta. Me he casado este verano y no hemos podido hacer viaje de novios. Es decir, tienes que renunciar a muchas cosas.

Y sinceramente, lo más loco que he hecho ha sido renunciar a todo eso durante los últimos ocho años. Y tengo la sensación de que, siendo optimista, me quedan mínimo otros cuatro más por delante.


En tu caso, eres cliente de VADAVO, vamos a hacer un poco de promo, ¿Qué producto nuestro recomendarías a otra gente?

F: Pues mira, voy a hacer un resumen rápido.

CH: Qué miedo me da esta respuesta…

F: Tengo tres fibras: la mía, la de mis padres y la de ANTFIT. Cuatro líneas telefónicas. Y luego, las cosas de la empresa… ni idea. Que si el hosting, que si los dominios… Está claro que no entiendo de nada de eso, y me da muchísima tranquilidad que vosotros sí. Que yo no tenga que preocuparme de nada.

Si me pasáis una factura, entiendo que es por algo, y ya está. Yo sé que la web funciona, que el correo funciona, que mi dominio sigue siendo mío… y poco más.

A: Además tienes un dominio .center, que eres el único cliente que lo tiene.

CH: Sí, creo que no tenemos ninguno más, ¿no?

F: Por eso… he sido el primero.

CH: Hasta para eso has estado loco, para registrar un .center.

A: Sí, sí, tal cual. Pues oye, me alegra muchísimo escuchar eso de los productos que tienes con VADAVO. Nos alegra saber que te estamos ayudando con todo lo que ofrecemos. La verdad es que también le ponemos mucho esfuerzo a nuestros productos, y saber que los tienes y que te generamos tranquilidad es todo un logro para nosotros. Es parte de nuestro esfuerzo diario.

Así que… ¡cerramos el spam! Cerramos sección.


¿Recuerdas quién fue tu primer cliente?

F: Pues recuerdo perfectamente al primero… y a los nueve siguientes. Y seguramente a muchos más.
De hecho, te diría que, de los diez primeros, cinco siguen entrenando con nosotros a día de hoy.


Si pudieras volver atrás en el tiempo, ¿harías algo diferente?

F: Seguramente sí, cambiaría muchísimas cosas. Pero también creo que he aprendido de todos los errores que he ido cometiendo.

Por ejemplo, cuando abrí, tenía grupos de ocho personas, de seis, de cuatro… incluso entrenamientos individuales. Era un caos gestionar la agenda, y ahí me di cuenta de que estaba cometiendo un error.

Me puse a investigar un poco, revisé toda la información que había ido recogiendo, y encontré el formato que mejor funcionaba: grupos de tres. Y ahora voy con eso a muerte. Sé que no lo puedo cambiar, porque ya he probado el resto y no funciona igual.

Con el primer local me pasó lo mismo: cometí muchos errores, y he intentado corregirlos en el segundo. De hecho, ya estoy pensando en qué cosas mejorar en este segundo local en cuanto tenga dinero.

Así que sí, cambiaría cosas, claro. Porque te habrías ahorrado muchas leches. Pero se aprende.


¿Qué le dirías al Flo de hace 10 años, el que iba empalmando una clase dirigida tras otra? 

F: Hace 10 años, si no me equivoco, seguía en la universidad. Me sentía bastante fuera de lugar, porque tenía 26 o 27 años, y estar en la universidad con esa edad… bueno, era raro.

A ese yo de entonces le diría que tenga calma. Que va a cumplir con creces las expectativas que tiene en cuanto al emprendimiento. Pero también le daría una palmadita en la espalda y le diría: “Mucho ánimo, siendo tú los próximos diez años. Agárrate, que vienen curvas.”


Ahora con el inicio de un nuevo año, muchos de nosotros nos cargamos de propósitos, entre ellos empezar a hacer ejercicio y comenzar un estilo de vida más saludable. ¿Qué opinas tú de esto, es bueno hacerse estos objetivos al comenzar el año?

F: En mi opinión, cualquier punto de inflexión para empezar a hacer ejercicio, dejar de fumar, comer mejor, dejar alcohol. Creo que hay que aprovecharlo. Así que adelante.

Durante años, el cardio fue la estrella para perder peso. Ahora se habla también de otros movimientos que ensalzan más la fuerza. ¿Cuál es tu opinión sobre el cardio y su papel en los entrenamientos?

F: Pues mira, tendré que lavarme la boca con lejía después de responder a esta pregunta, porque ya sabéis que no me gusta nada enfocar el ejercicio desde un punto de vista estético.

Y, enlazando un poco con la pregunta anterior, creo que ese es precisamente uno de los mayores motivos por los que muchas personas no cumplen sus expectativas en cuanto a cánones de belleza… y acaban abandonando el ejercicio. A mí me gusta enfocarlo desde otro lugar.

Pero bueno, allá va.

Dicho esto, la ciencia lo tiene claro: lo mejor es el entrenamiento concurrente, que básicamente consiste en combinar ambos tipos de actividad. ¿Para qué elegir una si las dos son buenísimas?

Así que… siento no responder directamente a tu pregunta. Siento no mojarme por ninguna de las dos.


¿Recomendarías a todo el mundo que hiciera entrenamiento de fuerza o es algo que no es para todos?

F: Sí, Arturo, recomendaría a todo el mundo el entrenamiento de fuerza, aunque evidentemente hay que tener en cuenta algunas consideraciones: la edad, el estado de forma y posibles patologías o dolencias.

Como esta era una pregunta pactada con el equipo de prensa, y si me pongo aquí a divagar Christian se va a enfadar porque el podcast se alarga por mi culpa, me la he preparado para ser lo más objetivo posible y no dar solo mi opinión.

Mira, la ciencia respalda de forma sólida los beneficios del entrenamiento de fuerza. Por un lado, reduce el riesgo de osteoporosis, ya que previene la pérdida de densidad ósea e incluso puede aumentarla. Esto es especialmente interesante en mujeres posmenopáusicas.

Por otro lado, a partir de los 30 años —que creo que ya estamos los cuatro por ahí— empezamos a perder masa muscular de forma natural. Esto se llama sarcopenia. El entrenamiento de fuerza tiene una incidencia directa en el aumento de masa muscular o, al menos, ayuda a mitigar esa pérdida.

También tiene un impacto positivo en enfermedades como la hipertensión, la diabetes tipo 2 y problemas cardiovasculares. Incluso en patologías crónicas como la artritis.

Y —espero que mi mujer no me eche la bronca por lo que voy a decir, pero está contrastado— puede reducir síntomas de depresión y ansiedad, mejora el estado de ánimo, el sueño y reduce el estrés. Este tipo de ejercicio ayuda a liberar endorfinas y a regular el cortisol.

Y, por último, al fortalecer los músculos y mejorar la estabilidad, se reduce el riesgo de caídas y lesiones, algo especialmente importante en personas mayores.

De hecho, mientras me preparaba esta respuesta, estuve visualizando a mi madre, que como os conté este verano se cayó. Teniendo en cuenta todo esto que acabo de decir, es muy probable que las consecuencias de esa caída hubieran sido menores, o incluso que directamente no se hubiera caído.

Así que sí, recomendaría el entrenamiento de fuerza a todo el mundo, siempre teniendo en cuenta esas consideraciones individuales.

A: Muchas gracias. La verdad es que a veces no somos conscientes.

F: Hay que tener cuidado de que no se convierta en lo contrario… que se vuelva una obligación, y que si no entrenas, te sientas mal. Pero sí, en su justa medida, es muy positivo.

C: De hecho, lo que comentabas del estado de ánimo es totalmente cierto. Después de entrenar, creo que notas inmediatamente cómo mejora.

A: Sí, yo también lo creo. Hay una relación directa, sin duda.

C: Pues ya sabéis, chicos, ¡todos a entrenar!
Venga, Cristian, tira el salto, Cristian.


Últimamente se habla mucho de que los fisioterapeutas están «invadiendo» el terreno de los entrenadores personales. ¿Qué opinas al respecto? ¿Es esto cierto?

F:
Este es otro tema con mucha miga, que perfectamente podría dar para otro podcast. Todo empieza cuando la terapia pasiva manual —el típico masaje— empieza a perder respaldo científico y el ejercicio gana terreno. Ahí es cuando los fisioterapeutas se ponen a trabajar desde los despachos, como yo digo, y se inventan el “ejercicio terapéutico”, logrando incluso que se legisle sobre ello. En principio, solo ellos pueden prescribirlo.

¿Os acordáis de lo que os decía antes sobre los tipos de licencia? ¿Que si gimnasio, que si no hay licencia específica para centro de entrenamiento personal? Pues hay centros que eso lo tienen claro: se hacen llamar “centros de fisioterapia”… y no se cortan.

Aquí en Valencia hay uno que tiene una cristalera enorme, sin vinilos. Pasas por delante y ves un rack donde puedes hacer sentadillas con barra, dominadas… es decir, tareas básicas y fundamentales del entrenamiento de fuerza. Imaginaos lo que eso supone para ANTFIT: un centro que, con una cuarta parte de inversión, puede ofrecer lo mismo… y encima con un 0 % de IVA porque están catalogados como “salud”.

O sea, imaginaos: el mismo servicio, el mismo producto —llámalo como quieras—, ambos cobramos 100 €… pero ellos pagan un 0 % de IVA y yo un 21 %.

CH:
Es decir, es una competencia desleal.

A:
Si no puedes con ellos… únete a ellos.

F:
Pues en ello andamos, pero no es tan sencillo.

C:
La verdad, es curioso lo del IVA. Al final, es cierto: vosotros trabajáis con precios con IVA incluido, y por tanto esos 100 € rinden de forma muy distinta dependiendo de si pagas un 0 % o un 21 %. Y si a eso le sumas que tienen menos regulación en sus locales… es mucho dinero.

F:
Este trimestre, si yo fuese uno de esos centros, me habría quedado con unos 15.000 € más. Solo este trimestre.

C:
Es una barbaridad.

CH:
Y a mí también me preocupa lo que comentabas del tema de las licencias. En tu caso ha habido una inversión brutal en acondicionar el local, pero brutal. Los que vamos a diario sabemos todo lo que has hecho… que ellos no hacen, porque no están obligados. Y eso también es bastante injusto.

F:
A ver, yo no dormiría tranquilo. Quiero decir, si el vecino de arriba se queja por el ruido, da igual la licencia que tengas. Te hacen una medición acústica, te pasas de decibelios… y a insonorizar.
Y además, el local tiene que tener las características para poder hacerlo. Nosotros teníamos altura libre de 3,70 m, y después de insonorizar nos hemos quedado en 2,85 m. La licencia exige un mínimo de 2,80 m.
Así que no es solo insonorizar: tienes que estar ya en un local que permita esa intervención, porque si no, te toca cambiar directamente de sitio.


¿Qué opinas del fenómeno ‘gym bro’ y de los gurús del entrenamiento de fuerza que tanto se ven en redes sociales? ¿Crees que están aportando valor al sector o más bien están promoviendo una imagen distorsionada del entrenamiento y la salud?

F:
La formación universitaria se llama Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Esto quiere decir que hay científicos haciendo estudios para comprobar cómo responde el cuerpo ante los distintos estímulos que se le pueden aplicar.

¿Es difícil ver a entrenadores en redes sociales que se apoyen en esos estudios para crear contenido? Sí. La mayoría —y sobre todo los que más seguidores tienen— se basan en su experiencia personal… o ni eso, porque a veces se les ve subiendo vídeos haciendo ejercicios que, claramente, no han hecho en su vida.
Pero saben lo que vende. Saben qué va a consumir la gente. Como si fuese una bar-pizza a las 5:00 a.m.

C:
Por cada uno bueno, hay mil malos.

F:
Exacto. Y entiendo que la gente que no es profesional del sector no sepa filtrar ese contenido… pero eso es un problema.

A:
El intrusismo es algo que está afectando a todos los sectores, en general.

CH:
Sí, en el nuestro también lo vemos cada día más. Hoy en día las redes te permiten meter la cabeza en prácticamente cualquier sector sin tener ni idea.

A:
Mucho vendehumo.

F:
Cuando me habéis hecho la pregunta, lo primero que se me ha venido a la cabeza es ese niño de 16 años en Instagram que te dice: “Te enseño a duplicar tu facturación en un mes”.

A:
Tal cual. “Hazte empresario en dos semanas”.

CH:
Y tú pensando: “¿Pero cómo de tonto he sido yo, que no estaba haciendo esto antes?”


Ahora  vamos a echar la vista hacia delante, ¿Dónde te ves en los próximos 10 años? ¿Tienes en mente abrir otro centro, franquiciar, o hacer algo completamente diferente?

F: Pues mira, realmente has planteado uno de los extremos: montar otro ANTFIT, ampliar este, incluso franquiciarlo. Y sí, la verdad es que es algo que me atrae.

Pero también te voy a plantear el otro extremo: mandarlo todo a la mierda, como dices. Irme al pueblo con mi pareja, criar a nuestros posibles futuros hijos, montar un mini ANTFIT donde trabaje solo yo —porque ya sabemos cómo es la gestión de recursos humanos— y simplemente ayudar en lo que pueda a familia y amigos en esto del entrenamiento.

La verdad es que no sé qué va a pasar. Creo que ahora mismo no es el momento de tomar decisiones vitales. Hasta que no amortice la inversión, no voy a poder ser 100 % objetivo sobre qué es lo que tengo entre manos.


Preguntas Rápidas

Y para ir acabando, llega la ronda de preguntas rápidas:

  • Un referente: 

F: Pues mira, si hablamos en el contexto del emprendimiento, mi padre y mi hermano son los que me influyeron directa o indirectamente para llegar a emprender.

  • Un libro o recurso inspirador:

F: Mira, un libro que se llama explicando el dolor, que me lo leí para tener más herramientas en mi trabajo, pero también me sirvió a nivel personal. Si estás en un momento en el que tienes un dolor bastante recurrente, te recomiendo que te lo leas.

  • Una canción que te motive:

F:  No soy muy de música, la escucho en el trabajo por castigo, pero si tengo que elegir algo rollo reggaetón electrolatino de hace 15 años, tengo un movimiento lumbopélico bastante bueno.

  • Película favorita:

F: Primos.

CH / A / C: ¿Cuál? ¿Primos?

F: ¿No la habéis visto? Española, buenísima.

  • Qué 3 cosas te llevabas a una isla desierta:

F: Ojo, que aquí me paso el juego robot con inteligencia artificial que obedezca mis órdenes. A Sirius mi perro y a Jessica.


Bueno Flo, ha sido un placer tenerte con nosotros y conocer más de tu historia, tu visión y todo lo que has logrado en el mundo del fitness. Sin duda, tu trayectoria es muy inspiradora y nos deja muchas enseñanzas. En otra vida, nos pedimos ser tú xD.

Antes de despedirnos, ¿hay algo más que te gustaría compartir con nuestra audiencia?

F: Pues mira, si es alguien que quiere empezar a entrenar, mi consejo es que empiece un par de veces por semana, con intensidades muy bajas. Y quedarse con ganas de más —sobre todo al principio— es algo bastante bueno. Así se crea el hábito sin agotarse ni frustrarse.

Y si hablamos en el contexto del emprendimiento, dentro del mundo del fitness, mi primer consejo es que pidas una cita con el arquitecto del ayuntamiento. No necesitas tener nada preparado, ni planos ni proyecto. Simplemente le cuentas lo que quieres hacer, y él te dirá lo que puedes —y lo que no puedes— hacer en ese local. Y a partir de ahí, decides.

Después, empieza tú solo. No contrates a nadie al principio. Cuanto menos gastos, mejor. La sensación de no llegar a fin de mes cuando eres nuevo emprendedor es abrumadora. Con el tiempo, la relativizas, y hasta encuentras herramientas para salvar la situación. Pero al principio… es dura.


Gracias de nuevo por tu tiempo. Ha sido un placer charlar contigo. 

A todos los que nos escucháis, no olvidéis seguir a ANTFIT en redes sociales para conocer más sobre su trabajo y su increíble enfoque del fitness. ¡Hasta la próxima!

¿Te quedaste con ganas de más? Descubre todo lo que hacemos en vadavo.com.

¡NOS VEMOS EN EL PRÓXIMO EPISODIO!

Compartir:

¿Necesitas ayuda con la gestión del hosting o sitio web de tu negocio?

También puede interesarte:

¿Nos dices cuál es tu nombre?*
¿Nos compartes tu correo? *
*Prometemos no molestarte y solo enviarte contenido de alto valor